20 May 2022/ Noticias

Necesario repensarnos como colectividad; replantear entornos con equidad, inclusión y respeto a la diversidad y a la perspectiva humana: Dr. José Antonio de los Reyes

Por UAM Cuajimalpa a las 04:05 pm


La asignación de las tareas de reproducción y cuidado a las mujeres, y asociar a los hombres con las tareas de producción, es la base de la división sexual del trabajo: Dra. Helena Hirata.

La DCSH realizó el Seminario Internacional: La Crisis de la Reproducción Social.

Por Maribel Lozoya

La crisis sanitaria derivada por el Covid-19 ha tenido grandes repercusiones sociales, políticas, económicas y culturales a nivel global, lo que ha evidenciado carencias y desigualdades generadas por el sistema contemporáneo. Dichas manifestaciones de iniquidades son parte de la reproducción social, la cual afecta a todas las personas en todas las etapas de la vida. El servicio de cuidado, pese a ser trabajo oneroso y demandante, usualmente es designado a las mujeres y, en la mayoría de las ocasiones, no es remunerado.

“La estructura de poder inicia con terribles desigualdades de género y continúa con otros eslabones igualmente inequitativos como jerarquías de clase, de raza, y de desigualdad en contextos migratorios que lamentablemente hoy, en la tercera década del siglo XXI, persisten aún” comentó el doctor José Antonio de los Reyes Heredia, rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Durante la inauguración del Seminario Internacional: La Crisis de la Reproducción Social, realizado el 11 y 12 de mayo en la Sala de Consejo de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, el doctor de los Reyes enfatizó que alejarse de las necesidades sociales y enfocarse al consumo insostenible impide avanzar a la sociedad en su conjunto hacia una redistribución más justa, de las tareas y del tiempo de cuidado de géneros y generaciones pero también entre individuos familias e instituciones ya sean privadas o del estado.

Por ello, felicitó a las y los organizadores de este seminario, así como a las y los especialistas de las distintas áreas de las ciencias sociales y humanidades que participaron en él. Agregó que esta actividad representa un paso firme de la UAM-C hacia la incorporación de la perspectiva de género en todos los ámbitos universitarios, incluyendo desde luego los proyectos de investigación, como lo establecen desde luego nuestras políticas transversales que buscan erradicar la violencia por razones de género.

“Es necesario repensarnos como colectividad y buscar el replanteamiento de los entornos con equidad, inclusión y colaboración; con responsabilidad y respeto a la diversidad y perspectiva humana”, concluyó el Rector general de la Casa abierta al tiempo.

Por su parte, el maestro Octavio Mercado González, rector de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, señaló que las condiciones actuales obligan a cuestionarse respecto a ¿Cuál es el lugar de las universidades públicas en la sociedad hoy en día? A partir del confinamiento y los cambios que ha traído consigo, las funciones sustantivas se han ido adaptando para cubrir las necesidades generadas por la pandemia.

“La modernización educativa y la posibilidad de pensar en la docencia a partir de programas no presenciales, hoy está sobre la mesa, asimismo el trabajo con simuladores, laboratorios virtuales y la etnografía digital que alimentaron el trabajo de investigación durante el confinamiento, se van abriendo paso como herramientas legítimas en el trabajo de investigación” comentó el maestro Mercado González.

En ese sentido, refirió que las pantallas fueron el contacto de millones de personas con el mundo exterior, del cual fueron privados durante el confinamiento, esto permitió que distintas manifestaciones culturales trabajaran en medios digitales adaptándose y dando cabida a nuevas técnicas para la preservación y difusión de la cultura, que hoy y seguramente en el futuro permitirán el acercamiento de personas de manera remota a actividades para el propio consumo cultural.

“La situación actual nos revela que algunos problemas pre pandémicos quedaron suspendidos y hoy son retomados, mientras que otros problemas y conflictos se agudizaron estos dos años y obligan a tomar acciones a la brevedad”, expresó el Rector de la UAM-C.

Apuntó que la función de la universidad está más allá de la formación de recursos humanos y de la formación para el empleo, puesto que el verdadero objetivo está en la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos de su entorno, con conocimientos y habilidades para poder contribuir en distintos sectores, pero con una formación integral que les permita cuestionar las implicaciones y afectaciones de su desempeño laboral.

“Las universidades son espacios que permiten formar para la equidad, las nuevas masculinidades, para el cuidado; por lo mismo, son lugares en los que debemos construir una relación con nuestra comunidad a partir de esa equidad, con una cultura de la paz y la no violencia”, finalizó el maestro Octavio Mercado.

El doctor Gabriel Pérez Pérez, director de la División Ciencias Sociales y Humanidades (DCSH), comentó que la separación que producen nuestras sociedades en la actualidad entre el trabajo productivo asignado a los hombres y el reproductivo entendido como el trabajo de las mujeres es criticada fuertemente por la comunidad feminista como causa de las desigualdades de género y de una injusticia contra las mujeres.

En los últimos años, señaló, esta situación ha generado problemas para la reproducción de la sociedad debido a un conjunto de factores como el continuo recorte de actividades de reproducción social que ofrecen los estados.  Las actividades relacionadas con la reproducción social continúan siendo entendidas como responsabilidad de las mujeres, que además de someterse a una doble jornada, muchas de ellas ingresan a trabajar en una posición de desventaja laboral.

El envejecimiento de la población exige más actividades de cuidado por las familias, aunado a la precariedad del trabajo, promovida por las reformas laborales y que ha generado la necesidad de que más familias busquen trabajo remunerado sin derechos laborales.

El director de la DCSH reiteró que durante estos años de pandemia y confinamiento, la injusticia y la desigualdad de género salieron a la luz de manera agudizada, debido a que durante el aislamiento por la crisis sanitaria las mujeres se vieron obligadas a multiplicar sus labores domésticas, cambiando sus horas de descanso por actividades profesionales realizadas en el teletrabajo.

“Este conjunto de problemas pone en evidencia la insostenibilidad de un modelo de sociedad que no solo sobrecarga a las mujeres, sino que reduce la oferta de actividades fundamentales para el mantenimiento de nuestras sociedades”, concluyó el doctor Pérez y Pérez.

Trabajo “por amor” sin compensación económica

En punto de las diez horas los rectores y el director de la DCSH dieron por inaugurado los trabajos de El Seminario internacional La Crisis de la reproducción social. Convocado por el Cuerpo académico de Derecho, Administración e Institucionales de la UAM-C en conjunto con la Cátedra Friedrich Engels.

Como actividad inaugural de este seminario, la doctora Helena Hirata dictó la conferencia: Cuidado y reproducción social: de las teorías a la práctica, en la que explicó la asignación de las mujeres al campo de la reproducción y el cuidado, mientras que los hombres son atribuidos a la producción, de acuerdo con la filósofa brasileña esta diferencia es la base de la división sexual del trabajo, siendo este concepto de división sexual del trabajo una definición amplia que incluye la labor profesional y doméstica, formal e informal, remunerada y no remunerada.

Retomando a varias autoras, la directora de investigación emérita del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de la universidad de São Paulo, Brasil, dijo que la reproducción en el sentido de trabajo, específicamente trabajo doméstico y el trabajo de cuidado, contribuye a la producción de la vida por un lado, mientras que el trabajo emocional, afectivo y sexual forman parte del trabajo de reproducción, vinculando a los miembros de la familia, es decir, están ligados al bienestar de sus integrantes.

Señaló que el trabajo de reproducción al que están asociadas las mujeres, sobre todo en el trabajo de gestión de las relaciones familiares, de amistad, y la gestión de la vida diaria están también relacionadas con la producción del vivir, la cual se atribuye a las mujeres.  “Este trabajo de producir vida es en gran medida invisible y gratuito, realizado como se dice ‘por amor’ sin compensación económica” señaló la coordinadora del “Diccionario crítico del feminismo” (2000).

La también investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad de São Paulo, explicó que en países industrializados persiste un doble fenómeno, por una parte, el envejecimiento acelerado de gran parte de su población, mientras que, por otro lado, el incremento de mujeres en el mercado laboral, siendo ellas a quienes les resulta más difícil acompañar a la familia o miembros necesitados de atenciones como niños, ancianos, discapacitados físicos o mentales, y/ o enfermos.

“Estos dos fenómenos, combinados con la privatización y reducción de las políticas públicas con los gobiernos neoliberales, conducen a un aumento de la labor reproductiva remunerada, a una profesionalización de la atención, es decir, un incremento del número de auxiliares de enfermería para domicilios e instituciones y de trabajadoras domésticas que permite que las ejecutivas se desempeñen largas horas, delegando la faena reproductiva a otras mujeres”, detalló.

Al hablar sobre los grupos feministas y sus luchas por el reconocimiento del trabajo social de reproducción en el mundo, comentó que es gracias a estos grupos que la labor de cuidadoras se visibilizó durante el confinamiento provocado por la pandemia. “Esta labor se hizo visible con la pandemia y permitió el desarrollo de disputas en torno al cuidado, luchas por un caring society, con la primacía de la vida y el bienestar de las personas sobre la ganancia”.

Son estos grupos feministas quienes también han criticado al Sociólogo y economista alemán Karl Marx, por considerar el trabajo únicamente como aquello que genera un bien o mercancía para el mercado de consumo, dejando de lado las faenas de cuidado y producción social que es realizado en gran parte por mujeres y recurrentemente sin compensación alguna.

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