16 Apr 2021/ Miscelanea

Violencias que dejan huella y monarquías cuestionadas

Por UAM Cuajimalpa a las 01:04 pm


Por Joan Cabasés Vega

En Líbano el régimen de la kafala, que ata a miles de empleadas domésticas migrantes a la voluntad de sus empleadores, implica relaciones de semi esclavitud y violencia extrema que ha llevado a la muerte de al menos 14 mujeres en el último año. En el país vecino, Siria, diez años de guerra han hecho mella en la salud mental de la población, tanto aquellos que se quedaron en el país, como quienes marcharon al exilio, sufren estrés post traumático.

Mientras, en Marruecos periodistas en prisión preventiva optan por la huelga de hambre para presionar a un gobierno con un preocupante currículum represivo, y en Jordania se hace balance de los cien años de corona, con un régimen debilitado por la privatización de la economía y la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas de amplias capas de la población.

Horror en Beirut. Una vez más, los grupos de mujeres inmigrantes que se dedican a las tareas domésticas en Líbano pusieron el grito en el cielo. Y una vez más, quizá no se les ha prestado suficiente atención. En una bolsa arrojada en los márgenes de una carretera, este sábado se encontraron lo que parecen ser algunos de los restos de una de sus compañeras, de quien por ahora no se ha podido confirmar la identidad. El macabro descubrimiento activó la búsqueda de nuevas bolsas por la zona, después de que la primera contuviera dos manos y dos pies de piel negra.

Según el recuento de algunos de estos colectivos, formados por trabajadoras en situación de semi-esclavitud que tratan de ofrecerse apoyo mutuo y de luchar por una mejora en sus condiciones, se trata del asesinato número 14 contra una mujer de esta comunidad inmigrante y trabajadora desde abril de 2020, aunque matizan que estos son solo los casos que han ocupado titulares, pudiendo la cifra ser muy superior.

Los centenares de miles de mujeres de Etiopía, Filipinas, Bangladesh u otros países asiáticos y africanos que se concentran en Líbano son las más perjudicadas por las diversas crisis que golpean al país. Lo dejaron todo atrás para viajar a Líbano e incorporarse en el infame sistema Kafala, que las sujeta legalmente a la voluntad de su empleador, pero la nueva incapacidad de muchos de sus jefes de pagarles el sueldo hace que muchas de ellas ya no vean motivo para ser explotadas lejos de casa. Durante los últimos meses, miles de ellas han abandonado Líbano, pero las que se sienten atrapadas en un infierno que ya no les compensa son todavía más.

La guerra de Siria lleva un tiempo estancada en un punto cercano a la victoria del presidente Bashar al Asad y la cuota de pantalla del conflicto en los telediarios internacionales ha ido perdiendo fuelle, pero el sufrimiento de la población siria continúa.

Tal y como recoge Alicia Medina en un reportaje publicado en Syria Direct, el 99 por ciento de los sirios que se ha ido de sus casas para emigrar a algún otro punto dentro del país —cifra que asciende a los 6 millones y medio de personas— sufre trastorno por estrés postraumático. Syria Relief, la entidad que calcula este porcentaje, añade que el 73 por ciento de los sirios refugiados en el extranjero sufren esta misma condición. De los 22 millones de personas que vivían en Siria antes del inicio del conflicto, se calcula que la mitad se habría ido del país.

El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que el 54% de la población en Siria sufre trastornos de sueño, mientras que casi la mitad de la población joven (el 47%) ha perdido al menos una persona cercana durante la guerra. Según la misma organización, tanto los sirios que se encuentran dentro de Siria como los que están fuera expresan su deseo de recibir apoyo psicológico, aunque el acceso a él no es fácil. En países como Líbano, que ha llegado a acoger hasta un millón y medio de refugiados sirios, las ideas suicidas, la depresión, la ansiedad o los trastornos de comportamiento son diagnósticos habituales entre la comunidad siria. El 80 por ciento de este grupo exiliado vive por debajo del umbral de la pobreza.

En Siria la pobreza también alcanza a la gran mayoría, y la moneda ha perdido buena parte de su valor en el último año y medio. En algunas ocasiones, como en la compra-venta de un automóvil, las partes implicadas miden la cantidad de dinero pesando los billetes con balanzas en lugar de contarlos. Mientras tanto, Dinamarca ha revocado el permiso de residencia a 250 refugiados sirios, alegando una supuesta mejora de las condiciones en Damasco. Es el primer país europeo en adoptar tal decisión. Grupos defensores de derechos humanos advierten que la medida romperá familias y muchos de los refugiados sirios, en Dinamarca, en Líbano o en el resto del mundo, se niegan a volver a su país, sea porque el Asad sigue en el poder o porque sus barrios son irreconocibles tras una década en guerra.

La monarquía hachemita de Jordania cumplió el pasado domingo 100 años desde la creación de la corona y de Jordania, pero el rey Abdalá tenía motivos para moderar las celebraciones.

El aniversario llegó en un momento en el que la opinión pública sobre la corte atraviesa su peor momento, sumiéndola en una enorme incertidumbre. Las críticas hacia el monarca y su círculo de poder han empezado a ser algo habitual entre las comunidades beduinas indígenas del territorio, sobre las cuales descansa la legitimidad del monarca, que compra sus voluntades.

Así es como en abril de 1921, el rey Abdalá bin Hussein convenció a los clanes que vivían disgregados por el territorio para que pasaran a formar parte del nuevo emirato de Transjordania y de que lo hicieran bajo su liderazgo, aunque él llegara desde Arabia Saudí. A Abdalá I le protegía la condición de descendiente del profeta Mahoma, pero los privilegios que ofreció a los líderes de las tribus de la zona, con posiciones dentro del estado, tierras y apoyo económico, fue lo que mantuvo, hasta hoy, una relación estable en la que había paz social mientras la población no pasara hambre.

Esta tranquilidad ha permitido al rey ser atrevido a la hora de ejercer poderes casi totales, de coartar la libertad de expresión y de acumular riqueza, pero la creciente privatización de la economía del país ha ido comprometiendo cada vez más el papel protector del régimen y el efecto anestésico que éste tiene sobre la población. El apoyo de los clanes está en entredicho y la situación da pie a nuevas y más cercanas amenazas.

A esa tendencia opositora parece haberse subido el príncipe Hamzah, convertido en enemigo público de la monarquía desde dentro de la propia familia real años después de que su hermanastro, el rey Abdalá, le retirara el título de heredero de la corona, incumpliendo así la palabra del padre de ambos, el rey Hussein. Aunque el último conflicto entre los dos esté oficialmente resuelto —a inicios de mes, el régimen culpó a Hamzah de participar en un intento de golpe de estado—, la sensación que queda en el país es que Hamzah va a dar más pasos para intentar ganar legitimidad como potencial líder. La monarquía, afirman los expertos locales, tiene la opinión pública descontrolada. Por primera vez, 100 años después de la creación del régimen, se abre la puerta a que haya distintas fidelidades.

 

Con información de El Salto

https://www.elsaltodiario.com/actualidad-arabe/violencias-que-dejan-huella-monarquias-cuestionadas

Imagen tomada de El Salto

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