12 Sep 2018/ Miscelanea

Tejedoras exigen respeto a sus saberes y frenar el plagio de sus diseños

Por UAM Cuajimalpa a las 06:09 pm


  • ‘‘Las empresas están obligadas a respetar nuestros derechos humanos’’ y deben ‘‘ser castigadas ante cualquier plagio que hagan de nuestros trabajos”, exigieron participantes del primer Encuentro Latinoamericano de Artistas: tejedoras, alfareras, bordadoras, carpinteras y productoras de lana.

En el foro de cuatro días, 240 mujeres de 25 organizaciones provenientes de México, Colombia, Guatemala, Argentina, Paraguay, Ecuador, Estados Unidos y El País Vasco, reiteraron su exigencia de frenar el plagio de sus diseños y que se respeten sus saberes ancestrales, cada día son amenazados.

Plantearon ‘‘recorrer cada estado donde sabemos que hay artistas como nosotras, convocarlas a unirse por la defensa del patrimonio cultural, propiedad intelectual colectiva y el no a la privatización de nuestros saberes ancestrales”.

‘‘Nuestras ancestras –dijeron– no tenían visto comercializar nuestros tejidos, pero el avance del capitalismo nos orilló a hacerlo frente a la extrema pobreza en la que los pueblos originarios hemos vivido.” Por tanto, ‘‘nos toca defender estos saberes y no permitir que nos exploten, nos discriminen y se tengan prácticas racistas hacia nosotras”.

Uno de los acuerdos es ‘‘dejar de llamarnos artesanas y asumirnos como artistas, porque lo somos; es tiempo de valorar nuestro trabajo como arte”.

Además, se acordó que si existe un dialogo o encuentro con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, diputadas o senadoras, debe hacerse de manera colectiva con representación de cada organización, colectivo y/o cooperativa y no a título individual.

Denunciaron “la falta de respeto de las dependencias de migración, las embajadas de México en países latinoamericanos, la Fiscalía General de Chiapas, que dieron trato de delincuentes a nuestras hermanas que deseaban llegar al encuentro; compañeras de Guerrero, provenientes de Cuajinicuilapa, zona afromexicana, fueron detenidas al cruzar la división entre Oaxaca y Chiapas; desvalijaron el automóvil en el que viajaban, las bajaron, registraron sus cosas; iban con un compañero afrocolombiano. Nos indigna este trato; xenofobia, racismo y discriminación”.

La tejedora guatemalteca Angelina Aspoac dijo que sus diseños textiles son parte de su identidad, por lo que deben ser preservados. ‘‘En los tejidos está la historia de nuestros pueblos, de cada comunidad, su historia y contexto. “Cada día disminuye el número de tejedoras y se está perdiendo ese conocimiento. Un factor es el tema económico porque el sistema orilla a los pueblos a abandonar su arte y los despoja de sus tierras. Los habitantes son obligados a salir de su comunidad”, explicó la indígena kaqchikel, originaria de Santiago Zacatepéquez, Guatemala. Consideró que ‘‘las personas deben de tener la capacidad de elaborar su propia ropa y no esperar a que las empresas la hagan; no debería ser necesario tener que trabajar para comprarla, pues de esa forma perdemos parte de autonomía como pueblos”.

La tzotzil Magdalena López López, originaria de Vayalemó, municipio de San Andrés Larráinzar, en los Altos de Chiapas, consideró ‘‘importante dejar los símbolos en los tejidos”, hizo un muestrario y rescató un diseño de tapete que se está perdiendo; le llevó dos años confeccionarlo y cuesta 200 mil pesos. ‘‘Si no hago esto, mañana no va a estar ese diseño; me preocupa que se pierda; por eso recuperé 145 símbolos de ese tapete”, explicó.

‘‘En los tejidos hay muchos dibujos; cientos o miles; al bordar pienso en lo que todavía tenemos como pueblo, nuestra cultura y la herencia de nuestros abuelos. Hay dibujos de ceremonias y tradiciones y es importante dejar esos símbolos, por eso hice un muestrario”, concluyó.

Con información de La Jornada

https://www.jornada.com.mx/2018/09/12/cultura/a03n1cul

 

Con imagen de La Jornada

https://www.jornada.com.mx/2018/09/12/cultura/a03n1cul


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