13 Dec 2019/ Miscelanea

Los árboles genealógicos del arte

Por UAM Cuajimalpa a las 04:12 pm


Alfred H. Barr, fundador y primer director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), acometió en 1936 la tarea de visibilizar la evolución de las corrientes artísticas de la primera mitad del siglo XX, en el marco de una exposición que también hizo época: Cubismo y arte abstracto. Para la muestra, Barr elaboró un catálogo y allí, en la sobrecubierta, plasmó el recorrido de una manera que no se había hecho con los ismos: mediante una narración que se articula más allá de los textos y relaciona ideas, lugares, artistas y obras.

La Fundación March recoge en su actual exposición la forma y la esencia de aquel momento: inspirada en el famoso diagrama de Barr, la historia del arte no se cuenta mediante la tradicional narración discursiva y abstracta: el relato corre a cargo de esquemas, árboles genealógicos, mapas, estampas, gráficos, tablas y alegorías. Más de 350 obras y un centenar de documentos de 230 artistas y autores relacionados con el pensamiento visual ilustran la muestra y al visitante, un material elaborado desde el siglo XVII hasta la actualidad.

Con joyas como el citado diagrama de Barr, que parte de los grabados japoneses, que tanto influyeron en Van Gogh, quien a su vez lo hizo en los fauvistas, que bebe también de la escultura negra para desembocar en el cubismo pero también en el expresionismo abstracto, mientras que el neoimpresionismo de Seurat dejaría sentir su influencia en el fauvismo y el cubismo, pero también en el futurismo, que a su vez alimentaría la abstracción dadaísta mientras el cubismo haría lo propio con el suprematismo, el constructivismo...

¿Ven? A estas alturas muchos sentirán la tentación de dejar de leer o se habrán atragantado con tanto ismo, pero si miramos el diagrama enseguida nos situamos sin rompernos la cabeza. Resulta paradójico que a nadie se le hubiera ocurrido antes, teniendo en cuenta que los árboles genealógicos sobre todo tipo de materias, desde la medicina a la política, ya hacía siglos que se utilizaban.

La Alta Edad Media vio nacer los árboles genealógicos para presentar a las familias de la realeza o la nobleza, pero pronto adquirieron nuevos significados: la scala naturae o “gran cadena del ser” fue un concepto filosófico popular, que veía el mundo como un árbol de perfección inmutable. Derivada de la escala de los seres esenciales de Aristóteles, mostraba las especies en un orden ascendente, desde los fósiles a las plantas, animales, seres humanos y seres celestiales hasta llegar a Dios. La scala naturae también servía para consolidar el poder, con el monarca en la cúspide de la escala.

La metáfora del árbol siguió floreciendo durante el Renacimiento, y más adelante figuras de la Ilustración como Descartes clasificaron así los conocimientos. Una manera de sintetizar y organizar, pero también de acercarse a amplios públicos no académicos; de hecho, fue el diagrama del árbol. El diagrama de árbol fue uno de los recursos que utilizó Darwin para explicar su teoría de la evolución y esta herramienta facilitó la comprensión de dicha teoría.

Árboles de estudios y también de artistas. El artista francés Francis Picabia, que durante su carrera se relacionó pictóricamente con el cubismo y el fauvismo, pero sobre todo con el dadá y el surrealismo, concibió una síntesis visual de su pensamiento en un gráfico en el que sitúa a Tristan Tzara, padre del dadaísmo, en un lugar de honor, sin olvidar figuras como Marcel Duchamp, Apollinaire o su propia esposa, Gabrielle Buffet.

En los últimos años los árboles genealógicos de diferentes hechuras han servido para ofrecer visiones alternativas de la historiografía del arte, incluyendo ahora a las mujeres y las minorías. Así, el norteamericano Ward Shelley ha centrado su obra en una serie de organigramas y gráficos que reescriben los movimientos artísticos con una estética que va desde el organicismo a la línea H.R. Giger (Alien): ramas de árbol que semejan tentáculos reinterpretan el arte vinculándolos a los sucesos históricos del momento.

El árbol genealógico también ha adquirido un sentido social y político, en manos de los artistas. La Familia Lavapiés fue un grupo iconoclasta de pintores, escultores y fotógrafos situados en la izquierda radical de inspiración maoísta que practicó el activismo gráfico, con alegorías y estampas ahora de nuevo de actualidad dentro de una apuesta historiográfica más amplia sobre la transición.

Y en las antípodas de La Familia Lavapiés, una propuesta para entretenerse: la lista The Fun One hundred del escocés Peter Davies, quien ha elaborado una muy personal y colorista tabla con su selección de creadores artísticos, empezando por Picasso y acabando con Vanessa Beecroft.

 

Con información de La Vanguardia

https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20191211/472171352751/fundacion-march-arte-lenguaje-visual-genealogia.html

Imagen tomada de La Vanguardia

https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20191211/472171352751/fundacion-march-arte-lenguaje-visual-genealogia.html

 


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