07 Nov 2019/ Miscelanea

En Brasil, gana terreno la visión conservadora sobre la cultura

Por UAM Cuajimalpa a las 05:11 pm


Los payasos ya estaban en el escenario con sus caras pintadas de blanco y luciendo sus disfraces. Era la segunda presentación de Abrazo, obra para niños sobre una dictadura ficticia en la que se prohibían los abrazos. Los actores sólo esperaban que el público terminase de sentarse.

De repente, aparece un representante del gobierno y ordena la suspensión de la función. De acuerdo con él, los payasos habían violado el contrato, según afirmaría más tarde el banco estatal propietario del teatro. Habían cometido el error de hablar de política con la audiencia en su primera presentación, algo inaceptable para toda obra que recibe fondos públicos en el Brasil del presidente Jair Bolsonaro.

‘‘Están suprimiendo nuestro derecho a expresarnos, presentándolo como un asunto legal”, declaró Fernando Yamamoto, director de la agrupación teatral Payasos de Shakespeare. ‘‘Es difícil no ver esto como un acto de censura”.

Abrazo es uno de una creciente lista de espectáculos, conferencias y otros proyectos artísticos que han sido suspendidos abruptamente desde que Bolsonaro asumió la presidencia el pasado primero de enero. El mandatario y sus colaboradores han manifestado que combatirán el ‘‘marxismo cultural” en las escuelas, los cines y los museos.

El pasado julio anunció que ‘‘extinguiría” la Agencia Nacional de Cine si no ‘‘filtraba” sus producciones. Posterior al anuncio, columnistas, el presidente del Colegio de Abogados de Brasil y celebridades, incluidos Fernanda Montenegro y Vik Muniz, dijeron que la veta conservadora de Bolsonaro puede generar censura y privar de fondos a los proyectos artísticos progresistas.

Fiscales federales, que son independientes de la rama ejecutiva, han tratado de revertir algunas decisiones del gobierno de Bolsonaro, aduciendo que violan el derecho constitucional a la libertad artística.

Bolsonaro, devoto cristiano que fue capitán del ejército durante la dictadura militar de 1964 a 1985, desestima las acusaciones de censura y argumenta que los proyectos que no reciben fondos del gobierno, es porque no respetan los valores tradicionales.

En un estudio ubicado entre la vegetación del barrio Gavea en las laderas de Río de Janeiro, uno de los artistas contemporáneos más famosos de Brasil, Vik Muniz, lamenta que los políticos brasileños se hayan convertido en ‘‘los curadores de nuestra cultura”, algo que él considera una forma de censura.

La visión conservadora de la cultura en la nación católica más poblada del mundo ha ido ganando terreno en años recientes de la mano del creciente movimiento evangélico, al que pertenece uno de cada cinco brasileños.

Estos sectores se indignan por el uso de fondos públicos para financiar proyectos que consideran escandalosos o blasfemos. En Bolsonaro encontraron un poderoso adalid. Su abierta nostalgia por el gobierno militar le sienta bien a muchos brasileños que, hartos de la corrupción y la violencia endémicas, recuerdan ese periodo como una época sin tanta inseguridad, más a tono con los valores conservadores.

Las justificaciones del gobierno para evitar contenidos específicos no se pueden justificar, según Hernani Heffner, archivista de la Cinematheque de Río Janeiro, entidad independiente que alguna vez fue foco de resistencia cultural donde los izquierdistas podían encontrar producciones de Europa oriental censuradas por el régimen militar. Heffner consideró que el gobierno de Bolsonaro coquetea con un pasado problemático.

‘‘Democracia es la coexistencia de puntos de vista contrarios. La pluralidad del pensamiento”, definió Heffner. ‘‘El Estado no puede tener su propia moral”.

Al arreciar la guerra cultural, artistas como la directora de cine Claudia Priscilla se encuentran en la línea de fuego. Su documenal Tranny Fag, que sigue la vida de una mujer negra transgénero, ganó el premio del público a la mejor película en un festival de cine patrocinado por la empresa Petrobras y 50 mil dólares. Pero la empresa difundió luego que a raíz de ciertos cambios en el gobierno, no podría entregar el galardón. Para Claudia, Bolsonaro ‘‘es alguien que prefiere eliminar lo que es diferente en lugar de entenderlo”.

 

Con información de La Jornada

https://www.jornada.com.mx/ultimas/cultura/2019/11/05/gana-terreno-en-brasil-la-vision-conservadora-sobre-la-cultura-8075.html

Imagen tomada de La Jornada

https://www.jornada.com.mx/ultimas/cultura/2019/11/05/gana-terreno-en-brasil-la-vision-conservadora-sobre-la-cultura-8075.html


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